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PATRIMONIO JOVEN

By 30 de maio de 2017junho 23rd, 2017Artigos

Lucas dos Santos Roque

Publicado originalmente en la revista Cultura y Desarrollo, nº12, 2014

Los niños y adolescentes están sujetos a muchas influencias que pueden comprometer el proceso de aprendizaje de las manifestaciones tradicionales de su comunidad. Estas influencias provienen del discurrir cotidiano y en muchas ocasiones no son percibidos como riesgos. En realidad no todos los riesgos a que están sujetas estas manifestaciones suponen un problema o un mal para la comunidad. Muy al contrario, hay muchos casos en que aspectos positivos de la cotidianidad impactan de manera negativa en el PCI.

Es fundamental comprender estos riesgos para que sea posible trabajar de manera adecuada y mantener involucrados a los jóvenes. La lista de situaciones, presentadas más abajo, son algunos hechos frecuentes del discurrir cotidiano que tienen impacto en la transmisión generacional de las manifestaciones tradicionales.

  • La escasez de materia prima puede ser un grave problema para la transmisión de determinadas manifestaciones tradicionales, sea por cambios ambientales que llevaron a la disminución de especies, sea porque el acceso a los sitios de concurrencia de las especies fue inviabilizado por cambios de propiedad;
  • Las facilidades que el mundo moderno ofrece por medio de productos industrializados hacen que las personas no tengan interés en trabajar con materiales tradicionales;
  • El aumento del nivel de educación lleva a los jóvenes a creer que los trabajos rurales no son lo suficientemente buenos para dedicar su vida a ellos;
  • El aumento de religiones pentecostales ha impactado en el PCI en la medida en que prohíben la ejecución de innumerables prácticas tradicionales y su transmisión;
  • El acceso a la TV y a los soportes móviles permite que los niños y los jóvenes sean influenciados por modelos de vida que provienen de la modernidad urbana.

El desafío está siempre presente: ¿cómo garantizar la participación de los jóvenes en las manifestaciones del PCI?

Valoración desde afuera, ¿puede funcionar?. En Brasil hay un dicho popular que dice: “Santo de casa no hace milagro”, en el sentido de que a veces uno solo se da cuenta del valor de lo suyo, cuando otro desde afuera le atribuye tal valor. Muchas veces para los más jóvenes el hecho de

que los ancianos de la comunidad hagan un esfuerzo en mantener sus manifestaciones tradicionales no es motivo para apreciar la importancia de dichas manifestaciones.

Sin embargo, cuando alguien desde afuera dice que estas manifestaciones poseen valor, los jóvenes cambian su perspectiva y dirigen su mirada hacia ellas. Se abre una nueva puerta, la puerta a la reflexión: “¿pero por qué eso es importante para esas personas?”.

En este sentido, usar el espacio de inventario, por ejemplo, para reflexionar acerca de la importancia de determinadas prácticas locales puede ser un factor crucial para dar argumentos a los más jóvenes con el fin de que mantengan vivas en su día a día las prácticas tradicionales.

Mantener las manifestaciones en la vida cotidiana es una condición esencial para que las manifestaciones del PCI puedan seguir existiendo. Cualquier manifestación del PCI solo se mantiene viva si lograr dar sentido a la existencia humana, pero, por otro lado, sólo podrá conferir sentido a la existencia de los jóvenes cuando esos mismos jóvenes realicen un proceso de reflexión acerca del rol o del sentido que esta manifestación asume en su cotidianidad. Entonces, en un primer momento, sí es posible que el valor que desde fuera pueda darse a estas manifestaciones sea importante para estimular la reflexión acerca de la importancia del PCI.

Las nuevas tecnologías pueden ser aliados importantes para la salvaguardia del PCI, ya que los jóvenes se sienten atraídos por este tipo de tecnologías: cámaras filmadoras y fotográficas, computadoras y otros aparatos útiles para el registro de las manifestaciones del PCI. En ese sentido, deben ser usadas como mecanismos de interacción entre jóvenes y las manifestaciones tradicionales.

Hay que resaltar que el hecho de fotografiar o filmar a su propia comunidad hace que el joven se involucre en un proceso de reflexión acerca de lo que debe ser registrado, lo que es importante y porqué lo es. O sea, al realizar el proceso de registro, los jóvenes están entrenando su propia mirada hacia una nueva manera de ver su comunidad y sus prácticas tradicionales.

Si por un lado estas nuevas tecnologías son importantes instrumentos para la salvaguardia, ya que favorecen el registro de sus manifestaciones e incentivan a los jóvenes a interactuar con las prácticas tradicionales; por otro lado, acarrean cambios para estas prácticas ya que incorporan nuevos elementos en el desarrollo de esas mismas prácticas. La imagen se convierte en un nuevo elemento.

La escuela es un importante aliado en la salvaguardia, y debe ser considerada como un locus privilegiado para la ejecución de acciones de salvaguardia. De hecho, tratar el tema de las manifestaciones en la escuela es una manera simple de traer el PCI a la vida cotidiana de la comunidad. Es sabido que los niños muchas veces enseñan o mantienen vivas determinadas discusiones cuando llevan a su casa los temas tratados en la escuela.

Además de eso, los niños y jóvenes incorporan a su visión sobre la vida lo que aprenden en la escuela. En Mozambique, África, hay un programa de gobierno llamado, “Desarrollo del currículo local”, en el cual cada escuela adapta los contenidos didácticos de acuerdo a su realidad y a los saberes locales. De esa manera, los ancianos de la comunidad van a la escuela a enseñar a los niños las prácticas tradicionales. Por ejemplo, en una comunidad de pescadores, ellos van a la escuela a presentar las herramientas y técnicas, así como los tipos de pescados, sus características y cómo es su proceso de pesca. En otra localidad, artesanos ceramistas van a la escuela a enseñar cómo buscar y encontrar el barro, prepararlo para hacer vasijas y otros adornos de cerámica. Estos temas se insertan en el currículo oficial. También hay que incidir en la educación técnica y/o superior.

Tal como he dicho al inicio de este artículo, los jóvenes tienen ganas de seguir estudiando con fines de aumentar su calidad de vida y esto también debe ser incentivado en las comunidades. En ese sentido, estos jóvenes deben ser orientados a identificar lo que hace falta en sus comunidades y seguir estudios en temas a través de los cuales puedan contribuir con el desarrollo de su comunidad. Sería muy provechoso incluso crear un sistema de becas para estudiantes con temas tradicionales u otros asociados. Por ejemplo, las ciencias agrarias o la biología contribuyen a resolver problemas de materia prima para determinadas actividades tradicionales;

la medicina puede ser un importante aspecto ara preservar la medicina tradicional. En Brasil, hay instituciones que trabajan con sistemas de becas para estudiantes con el compromiso de que ellos vuelvan a sus comunidades por algún tiempo, para implementar los conocimientos adquiridos en sus estudios.

La valoración de la lengua como vehículo de identidad es un importante medio de involucrar a los jóvenes en las manifestaciones tradicionales, ya que un idioma trae consigo la fuerza de la cosmovisión del pueblo. De hecho los procesos de colonización o de internacionalización de la cultura y economía llevan a los jóvenes a abandonar sus lenguas tradicionales en nombre de otros idiomas más “valorados”. Así, mantener vivo el idioma es garantizar que aquella manera tradicional se mantendrá en alguna medida.

La publicación de los resultados de los trabajos de inventario u otras acciones de salvaguardia del PCI en legua local, o bilingüe (en lengua oficial y lengua local) pueden contribuir a ello. Los resultados de actividades de esta naturaleza también pueden servir para la producción de materiales didácticos para las escuelas también en lengua local.

Por una continuidad sostenible 

Uno de los jóvenes preguntó en cierta ocasión: “¿Por qué mi abuelo fue pescador, mi papá también, yo voy a estar obligado a ser también pescador?, ¿todo eso para mantener vivas las tradiciones?”. La respuesta a esa pregunta tan importante es que el objetivo de la Convención de 2003 no es encarcelar a los jóvenes que pertenecen a las comunidades en manifestaciones o conocimientos sobre los cuales ellos no tienen interés, sino que es ofrecer condiciones adecuadas para aquellos que tengan la voluntad de mantener viva determinada manifestación puedan hacerlo. Y es que en muchas ocasiones aunque los portadores reconozcan su importancia e intenten mantener sus tradiciones vivas, no tiene incentivos externos que les ayuden en esta tarea.

En ese sentido, las acciones de salvaguardia deberán siempre buscar la mejora de la calidad de vida por medio de las manifestaciones tradicionales. O sea, tratar de hacer que el PCI sea vehículo de mejora de vida y de nuevas soluciones para problemas cotidianos. Solamente así va a ser posible que las manifestaciones sean viables para las nuevas generaciones. Eso no solamente es posible, pero es fundamental en la medida que las soluciones de los problemas de las comunidades deben usar las nuevas tecnologías y conocimientos para actuar localmente. Es como dice la máxima del desarrollo sostenible: pensar globalmente y actuar localmente.

Por supuesto que todo el aporte tecnológico y de nuevos conocimientos que los niños y jóvenes puedan traer a sus comunidades y, por consiguiente al PCI, implicará cambios para estas manifestaciones. Mientras yo escribo y tú estás leyendo este artículo, los jóvenes estarán aportando al PCI de sus comunidades nuevos sentidos, prácticas, tecnologías y conocimientos. Haciendo viva su cultura e identidad.

Esto es lo que esperamos nosotros, tú y yo.

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